Se trata de colaborar con la tarea pastoral y de fuerte contención social de una religiosa consagrada, la Hermana Lisbeth. A 200 kilómetros al norte de la ciudad De Santiago del Estero, en medio del corazón del monte, se ubican pequeños pueblos, donde viven grupos de familias en extrema necesidad. Sin luz ni agua potable, sumidos en la más extrema pobreza, deben además sufrir algo curioso: gran cantidad de niños y jóvenes, padecen diversas discapacidades: mentales o motores. Se cree que la causa es la gran cantidad de arsénico presente en la poca agua que consumen. El agua potable, solo la obtienen en los días de lluvia, poniendo tachos a la intemperie. Tener en cuenta que es una zona donde los días de lluvia son escasos. Y la cuidan como si fuera oro, porque es la única agua que pueden tomar o cocinar. Para bañarse y demás usos, solo pueden hacerlo con agua contaminada.
Estamos hablando de pequeños parajes, donde viven de diez a quince parajes por familia. No tienen absolutamente ninguna asistencia sanitaria ni escolar. Parece mentira, pero es así. Muchas parturientas, deben ser llevadas en bicicleta, por caminos intransitables. No son pocos los casos en que logran llegar al hospital más cercano, distante a 120 kilómetros, y pierden el bebé por el camino.
Lisbeth es guatemalteca, y hace más de diez años que, impactada por la realidad de miseria y hambre del monte santiagueño, decide insertarse en la zona. Las necesidades son múltiples. Espirituales, pero también materiales. Con sus 39 años, Lis dejó a su familia y a su patria, y ahora es catequista, enfermera, maestra, acompañante psicológica, y muchas cosas más. Es importante resaltar el entusiasmo de Lis, que la ha llevado a estudiar, para mejor servir. Además de ser contadora pública, se recibió de acompañante terapéutica y de auxiliar de enfermería. Actualmente, sigue su formación, siempre orientada al servicio de la dura realidad que decidió acompañar: esta estudiando para recibirse de auxiliar de farmacia.
La presencia de organizaciones estatales de la provincia o municipal es prácticamente nula.
La Fundación Mateo 25 tiene el honor de apadrinarla, en lo que podemos, que es un diez por ciento de lo que Lis necesita. Continuaremos buscando recursos para apoyar tan noble causa.
PROGRAMA VIRGEN DE HUACHANA
Se trata de colaborar con la tarea pastoral y de fuerte contención social de una religiosa consagrada, la Hermana Lisbeth. A 200 kilómetros al norte de la ciudad De Santiago del Estero, en medio del corazón del monte, se ubican pequeños pueblos, donde viven grupos de familias en extrema necesidad. Sin luz ni agua potable, sumidos en la más extrema pobreza, deben además sufrir algo curioso: gran cantidad de niños y jóvenes, padecen diversas discapacidades: mentales o motores. Se cree que la causa es la gran cantidad de arsénico presente en la poca agua que consumen. El agua potable, solo la obtienen en los días de lluvia, poniendo tachos a la intemperie. Tener en cuenta que es una zona donde los días de lluvia son escasos. Y la cuidan como si fuera oro, porque es la única agua que pueden tomar o cocinar. Para bañarse y demás usos, solo pueden hacerlo con agua contaminada.
Estamos hablando de pequeños parajes, donde viven de diez a quince parajes por familia. No tienen absolutamente ninguna asistencia sanitaria ni escolar. Parece mentira, pero es así. Muchas parturientas, deben ser llevadas en bicicleta, por caminos intransitables. No son pocos los casos en que logran llegar al hospital más cercano, distante a 120 kilómetros, y pierden el bebé por el camino.
Lisbeth es guatemalteca, y hace más de diez años que, impactada por la realidad de miseria y hambre del monte santiagueño, decide insertarse en la zona. Las necesidades son múltiples. Espirituales, pero también materiales. Con sus 39 años, Lis dejó a su familia y a su patria, y ahora es catequista, enfermera, maestra, acompañante psicológica, y muchas cosas más. Es importante resaltar el entusiasmo de Lis, que la ha llevado a estudiar, para mejor servir. Además de ser contadora pública, se recibió de acompañante terapéutica y de auxiliar de enfermería. Actualmente, sigue su formación, siempre orientada al servicio de la dura realidad que decidió acompañar: esta estudiando para recibirse de auxiliar de farmacia.
La presencia de organizaciones estatales de la provincia o municipal es prácticamente nula.
La Fundación Mateo 25 tiene el honor de apadrinarla, en lo que podemos, que es un diez por ciento de lo que Lis necesita. Continuaremos buscando recursos para apoyar tan noble causa.
Libro PIES DESCALZOS
Monte adentro
Lisbeth Acetun
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