La Fundación Mateo 25 colabora con distintos comedores y merenderos del conturbado bonaerense. La ayuda consiste directamente en dinero en efectivo, para que sea utilizado en lo que más se necesite en cada caso. Nos concentramos en zona sur, que es donde la Fundación nació. Por dar solo un ejemplo, mencionamos el comedor de la Villa Itatí, atendido por la comunidad salesiana de la zona. En este momento, el comedor, solo para frutas y hortalizas, necesita alrededor de $ 150.000 por semana. Nosotros colaboramos con algo más de la mitad de esa cifra, pero mensual. Compartimos estos datos, para dar una idea del esfuerzo que se hace para dar al menos un plato de comida a los más necesitados.
Un caso particular, que también merece ser compartido, es el de una escuelita en un pequeño pueblito del interior de la provincia de La Rioja. Preferimos obviar el nombre de ese paraje. El tema es que los niños comen todos los días, gracias a que van a la escuela. Pero no alcanzaba para todos. Los más pequeños comían. Los más grandes, miraban. Con nuestra ayuda, ahora comen todos. Nos consta de que esto mismo sucede en muchas escuelas de nuestra patria. Conocemos muchas escuelas donde suceden estas cosas. Si nuestra capacidad de ayuda económica fuera otra, podríamos colaborar mucho más.
PROGRAMA COMEDORES Y MERENDEROS
La Fundación Mateo 25 colabora con distintos comedores y merenderos del conturbado bonaerense. La ayuda consiste directamente en dinero en efectivo, para que sea utilizado en lo que más se necesite en cada caso. Nos concentramos en zona sur, que es donde la Fundación nació. Por dar solo un ejemplo, mencionamos el comedor de la Villa Itatí, atendido por la comunidad salesiana de la zona. En este momento, el comedor, solo para frutas y hortalizas, necesita alrededor de $ 150.000 por semana. Nosotros colaboramos con algo más de la mitad de esa cifra, pero mensual. Compartimos estos datos, para dar una idea del esfuerzo que se hace para dar al menos un plato de comida a los más necesitados.
Un caso particular, que también merece ser compartido, es el de una escuelita en un pequeño pueblito del interior de la provincia de La Rioja. Preferimos obviar el nombre de ese paraje. El tema es que los niños comen todos los días, gracias a que van a la escuela. Pero no alcanzaba para todos. Los más pequeños comían. Los más grandes, miraban. Con nuestra ayuda, ahora comen todos. Nos consta de que esto mismo sucede en muchas escuelas de nuestra patria. Conocemos muchas escuelas donde suceden estas cosas. Si nuestra capacidad de ayuda económica fuera otra, podríamos colaborar mucho más.
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